Se termina el verano y tu cuerpo lo sabe: cómo cuidar la piel después de las vacaciones

BigBang consultó con una especialista sobre los beneficios y consecuencias de exponerse de manera constante a los rayos ultravioletas. 

El verano está por llegar a su fin y el calor sofocante en la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires comienza a formar parte del pasado. Sin embargo, durante esta época fueron muchos los argentinos y argentinas que decidieron -y deciden- aprovechar los días de sol para lograr un bronceado óptimo para afrontar el resto del año. BigBang consultó con una especialista sobre los beneficios y consecuencias de exponerse de manera constante a los rayos ultravioletas.

BENEFICIOS

Los rayos del sol pueden ser útiles para nuestros cuerpos. María Emilia Badias – -médica dermatóloga (MN: 151950) del equipo de Sens Medical- sostuvo que la radiación ultravioleta tiene “beneficios vinculados con la síntesis de la vitamina D” en el cuerpo. Esta vitamina -detalló- “contribuye a la absorción del calcio y provoca que el sistema nervioso se mantenga en funcionamiento, así como la estructura adecuada de huesos y dientes”.

La experta, señaló que la piel es considerada uno de los órganos más importantes del cuerpo porque, además de participar en funciones de equilibrio, “es una barrera que separa y protege al cuerpo del medio externo, de microbios e infeccione”. “El único beneficio que tiene la exposición controlada es que permite el desarrollo de la Vitamina D, pero alcanza con exponernos 20 minutos al día. Más tiempo aumenta los efectos nocivos y colaterales”, resalta.

En diálogo con este sitio, Badias destacó que el tiempo requerido para que el cuerpo pueda sintetizar la vitamina D es de aproximadamente 60 minutos semanales, es decir, 20 minutos, tres veces por semana o 10 minutos durante seis días, por lo que no es necesario permanecer bajo el sol mucho tiempo. “La gente que en distintos países no tiene disponible la cantidad necesaria de luz solar, la adquiere en forma de comprimidos”, detalló.

La profesional de la salud advirtió que durante la pandemia, sobre todo durante la época de encierro, fueron muchas las personas que necesitaron “adquirir suplementos dietarios basados en vitamina D”, como también gotas o ampollas bebibles. “En nuestro país, la leche viene con Vitamina D incluida”, asegura la doctora Badias y agrega: “La Vitamina D se puede obtener de los alimentos, pero es muy poco el porcentaje que se logra incorporar”.

La doctora explicó que “no es necesario” estar mucho tiempo bajo los rayos ultravioletas. Los beneficios se pueden conseguir estando de 15 a 20 minutos. “Los rayos no deben impactar en el rostro porque es la zona que más se daña en la exposición. Si nos ponemos a pensar en la piel del rostro, como la del cuerpo, tiene que tener una hidratación profunda que va a depender del tipo de piel de cada persona”, aclaró.

CONSECUENCIAS

Una exposición prolongada y sin los cuidados necesarios puede provocar lesiones en el cuerpo. Estar demasiado tiempo bajo la luz que emana el sol puede ocasionar graves daños en la piel. “El sol constante puede ocasionar desde leves quemaduras -que van de primer grado a más severos- al daño del ADN de la células, lo que genera lesiones que son precancerígenas y que, a veces, se manifiestan con lunares, mientras que otros no son visibles”, remarcó.

La profesional manifestó que los daños que pueden aparecer en la piel debido a la exposición de rayos ultravioletas son acumulativos, es decir, que no aparecen por tomar sol un día sino por la constante exposición desde muy chicos. Los efectos que puede provocar el sol “se dividen en dos grandes tipos”: los malignos y las lesiones benignas. Entre los malignos se encuentra el melanoma, cáncer de piel, y los no melanomas.

Entre las lesiones benignas se pueden encontrar manchas, arrugas, afinamiento de la piel, aparición de “arañitas”. Por lo general son más que nada estéticas. “Si uno tuviera que salirse de la patología que son quemaduras o daños más graves, la piel tiene memoria. El rayo solar puede generar un daño agudo y acumulativo, lo que causa  alteración en la dermis (capa de tejido conjuntivo situada debajo de la epidermis y que, con esta, forma la piel.)”, dijo.

Y agregó: “Eso genera el cambio de aspecto de la piel. Las manchas se dan porque se altera una célula que le da pigmento a la piel”. Existen diferentes factores que pueden provocar el aumento de radiación de los rayos del sol. “Las superficies refractantes reflejan las radiaciones ultravioletas. La arena, el agua, la nieve, las superficies espejadas, todo aquello que produce el reflejo del rayo de sol”, enumera Badias.

Sobre el cuidado de la piel, la profesional destacó que hay determinadas sustancias que son “cómodas para la aplicación, como geles refrescantes”, pero no dudó en resaltar que puede faltar la Vitamina A. “La prevención es el cuidado principal y el uso reiterado del protector solar, que no sea uno cualquiera y que tenga cobertura para los dos tipos de rayos solares, UVA y UVB. También que tenga cobertura para luz azul”, explicó.

¿Pero qué es la luz azul? Las pantallas de los dispositivos, como teléfonos, computadoras y televisores, emiten luz azul-violeta para que se puedan ver incluso en las horas más soleadas del día. Pero, por la noche, el cuerpo se ve afectado  por esta luz, intensa como la solar, reduciendo la producción de melatonina, la hormona que da a tu cuerpo la señal de ir a dormir, por ejemplo. “Fundamentalmente, la luz azul disminuye la hidratación de la piel y provoca que la misma manifieste sequedad y tirantez. Además, empeora su aspecto, acelera la aparición de arrugas y manchas, y acelera el proceso de envejecimiento”, sostiene la profesional.

El bronceado es producto de la estimulación que genera la radiación ultravioleta cuando impacta en los melanocitos, células de la piel. Badias cuenta que “es un mecanismo de defensa de la piel” contra la agresión ultravioleta. “Los horarios permitidos para exponerse son los llamados sombras largas. Se producen cuando el sol no está arriba de la cabeza. Cuando más arriba, más corta es la sombra que producimos”, reveló la especialista.

Utilizar protector solar es una eficaz forma de luchar contra las consecuencias de la radiación y para la médica, debe utilizarse todo el año sin importar la época en la que estamos. “Hay muchos que pasan por alto el verificar que el producto no esté vencido. La mayoría de los protectores tienen un tiempo de duración que van más allá del vencimiento. Hay una sigla, atrás de cada crema, que está señalizada con un frasquito con tapa abierta”, detalló.

Y sentenció: “Ese frasquito tiene marcada una duración de siete, ocho o 12 meses. Eso significa que, por más que el producto venza en 2025, sí lo abrí hace más de 12 meses, ya no me sirve. Al igual que el verano, ocurre lo mismo en el invierno y cada vez se habla con más fuerza de usar protección en días nublados. No tiene nada que ver la época del año, sino que en el verano hay una exposición inadvertida y desmedida a los rayos del sol”.

Por Alejo Paredes

Leer nota completa en: Big Bang News – 06/03/2022

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